¡Qué te follen!


Hola humanos al habla Electro Pedri. Ya llevamos un par de días de vuelta a casa y estamos más tranquilos, la verdad que la aventura en la guarde nos alteró un poco. Todas las tardes vamos con los humanos a un parque muy grande que se llama El Rey Juan Carlos, hay muchos árboles, pradera y perros de todos los tamaños. Yo saludo a la carrera como un rayo super eléctrico , entro a lo loco, hola-hola-hola, huelo un poco y me piro. Gavi en cambio es más de protocolo: entra despacio, revisa el culito del candidato y ¡zas!, lametón arriba, lametón abajo.


-Sí, yo soy un caballero. Primero la inspección, luego la diplomacia. El problema es que no todos los perros tienen modales… algunos chillan nada más vernos y entonces la humana nos llama rápido, como si estuviéramos a punto de asaltar un banco. Y a veces no es el perro, ¡es el humano el que chilla! Entonces nuestra humana pone esa cara… ya sabéis, esa cara que empieza en “rosa claro” y se convierte en “rojo volcán en erupción”. Y ahí pensamos: “adiós mundo cruel, que viene el que te follen de manual”.

-Y es que la humana nos está enseñando una cosa muy seria: autoestima. Que en idioma perro se traduce en:
“si no quieres jugar conmigo, pues que te follen”.
“si no me acaricias bien, pues que te follen”.
“si me gritas sin razón, pues que te follen”.

-Exacto. Porque saber poner límites es tan importante como saber sentarse para que te den premio. No es enfadarse, es simplemente decir: “oye, yo me respeto y no me dejo pisar el rabo”.

Así que, queridos humanos: si alguien os molesta, si alguien no os respeta, o si alguien quiere chuparos la energía como si fuerais hueso de jamón… haced como nosotros.
Ladráis un poquito, os dais la vuelta y con elegancia pensáis:

“Que te follen”.Y seguís corriendo felices por la pradera.



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