Suscríbete

Perros en burbuja: ¿estamos perdiendo el sentido común?

 


Lo voy a decir con todo el respeto del mundo: cada perro tiene su historia, su carácter y sus circunstancias… pero lo que no podemos hacer es criar perros en una burbuja.

Yo ahora convivo con dos cachorros sociables, extremadamente sociables, porque ese es su carácter natural y porque me he preocupado de que así sea. Después de haber vivido la experiencia de un perro con muchísimo carácter como mi bóxer Thor, lo que quería ahora era justo lo contrario: perros equilibrados, que disfruten del paseo sueltos (en zonas permitidas, por supuesto) y que puedan relacionarse con el mundo sin miedo ni conflictos.

Y aquí llega la parte que me preocupa: en esta aventura de pasear con ellos me encuentro de todo.

  • Personas que, a 10 metros de distancia, ya me gritan que los ate.

  • Dueños con miedo permanente a que un perro se acerque al suyo.

  • Cachorros que no saben cómo saludar porque jamás se han expuesto a otro perro jugando.

  • E incluso gente que ha llegado a empujar o golpear para apartar a un perro que solo quería oler o jugar.

La realidad es simple: los perros son perros. Y la mayoría, cuando se encuentran, se saludarán, se medirán un momento y luego jugarán o cada uno seguirá su camino. No, no todos los perros atacan. No, no todos los saludos son una amenaza.

👉 Lo que de verdad genera problemas es justo lo contrario: perros que crecen sin socializar, aislados de estímulos, de juegos, de encuentros con otros. Porque cuando llegue ese momento inevitable —cuando un perro corra hacia ellos, o un saludo sea efusivo— no sabrán gestionarlo. Se asustarán… y probablemente reaccionarán mal.

Un cachorro al que se le priva de experiencias no se convierte en un perro más seguro, se convierte en un perro más frágil. Y muchas veces el miedo del perro no es suyo… es el del dueño.

Consejos de sentido común (que a veces olvidamos):

  1. Socializa desde pequeño: cuanto antes tu perro aprenda que el mundo está lleno de estímulos (otros perros, personas, ruidos, bicicletas, niños), más equilibrado será de adulto.

  2. Observa, no sobreprotejas: un saludo efusivo no es un ataque, es parte del lenguaje canino. Aprende a diferenciar cuándo es juego y cuándo sí necesitas intervenir.

  3. Trabaja tu propio miedo: si tú tensas la correa, gritas o te pones nervioso, tu perro aprenderá que hay peligro… aunque no lo haya.

  4. Respeta a los demás, pero con equilibrio: claro que hay perros que necesitan su espacio, y ahí toca apartarse. Pero no podemos pretender que todos vivan encerrados en una burbuja por ello.

  5. Recuerda: un perro no es un peluche. Es un ser social, y su lenguaje pasa por oler, correr, saltar, medir fuerzas y jugar. Eso es lo natural.

Al final todo se resume en esto: tener perros debería ser, también, un ejercicio de sentido común.
Ni todo vale, ni nada vale. Ni todos los perros son agresivos, ni todos son angelitos. Pero si algo está claro es que cuanto más se socializan, más disfrutan ellos y más disfrutamos nosotros.


Comentarios