🎙️ Al habla Súper Gavi, también conocido como Franki-Gavi el Hermano Feo.
Quiero empezar este parte veterinario-emocional dando las gracias a todos mis fans de Instagram por los mensajes, los likes y los memes... Bueno, no hubo memes, pero debería haberlos, porque vaya careto se me quedó con el drenaje, los puntos y el collar isabelino de la vergüenza.
La cosa fue así: me clavé una espiga (otra vez) y acabé con una antena saliéndome de la cara. Entre la hinchazón, los pinchazos y la cara de pocos amigos, parecía el primo pequeño de Frankenstein… versión peluda.
Pero lo peor no fue la operación, ni los puntos, ni el drenaje. Lo peor fue EL COLLAR. ¿Tú sabes lo humillante que es no poder rascarte la oreja? Por suerte, descubrí que si embistes suavemente las piernas de la humana con el armatoste… ¡duele! Y ella, por su propio bien (y el de sus tibias), acabó quitándomelo. Win for Gavi.
Eso sí, me he portado. No me rasco, no me toco la herida, no me autodestruyo… aunque solo porque no quiero volver a que me cosan como a un peluche defectuoso.
Llevamos días saliendo solo para "asuntos urgentes", porque según la humana tenemos el alma de los gremlins. Pero hoy… HOY… fuimos de excursión. Solo un par de horas, pero madre mía qué subidón. Corrimos, saltamos, grité “¡libertaaaaaad!” como en Braveheart y… sí, lo confieso: me tiré al río.
La humana se puso blanca. El drenaje. La herida. El barro. El drama. Pero yo nadé un poquito. Y no morí. Que lo sepa el mundo.
Ah, y vimos un perro gigante. Electro Pedri y yo flipando. La humana dice que no era un perro, que era un caballo. Pero a ver, señora: si ladra, corre y huele a establo… para mí sigue siendo un perro mutante y punto.
En fin… qué ganas de que se acabe la temporada de espigas y podamos volver a vivir aventuras sin acabar como extras de “Anatomía de Grey”.
Con cariño (y algo de pus ya seco),
Súper Gavi 🐾
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