Hoy es el Día de la Mujer, y quiero celebrarlo desde mi lugar en el mundo: detrás de una cámara.
Ser fotógrafa no siempre ha sido fácil. Esta profesión, tan poderosa y esencial, ha sido a menudo infravalorada. Pero yo sé, con absoluta certeza, lo importante que es. Porque cuando todo se va, cuando los días pasan y los recuerdos se desvanecen, lo único que nos queda son las fotos.
Desde que tengo memoria, la fotografía ha sido mi refugio. Es mi manera de atrapar el tiempo, de dar forma a lo efímero, de contar historias que de otro modo se perderían. Es mi instante de paz, mi desconexión total del mundo. En el momento en que cojo la cámara, todo lo demás desaparece. Solo existen la luz, la emoción y ese preciso segundo que jamás se repetirá. Es mi momento feliz.
A lo largo de los años, la fotografía me ha enseñado a mirar con otros ojos, a encontrar belleza en lo cotidiano y a valorar lo que tenemos antes de que se convierta en recuerdo. Pero, sobre todo, me ha salvado tantas veces de mí misma que hoy solo puedo darle las gracias.
Gracias, fotografía, por ser mi voz cuando me faltan las palabras.
Gracias por regalarme momentos que nadie más ve.
Gracias por ser, para siempre, mi mayor tesoro.
Feliz Día de la Mujer. Y feliz día a todas las que, como yo, encuentran en su pasión un motivo para seguir adelante.
Ángela Arribas – Fotografía ❤️📸
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