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Hola mundo,
al habla Electro Pedri, el cachorro más brillante del barrio, el rayo de sol con patitas, la alegría con orejas.
Hoy vengo a contaros algo que necesitáis saber: Llorón Gavi—antes conocido como Super Gavi—es un dramón con patas.
Os pongo en situación:
Todo empezó hace unos días. Yo, como siempre, me levanté con la energía de tres cafés Me mire al espejo y pense:
"Pedri, qué guapo y simpático eres, eres como el Miguel Ángel Silvestre perruno pero con más orejas."
Y de repente... llega él.
Gavi.
Con su cara de "me han robado el hueso emocional".
Se sienta frente a mí, me clava esa mirada de lobezno enfadado y suelta:
—Voy a ser un villano, nadie me entiende, todos te quieren más a ti, Chispa Pedri... y eso no es justo, yo soy mejor ¡Yo llegue primero!
¡PERO QUÉ DICES, COLEGA!
Que sí, que tú llegaste primero, que eres más... robusto (ejem, gordi-love), y sí, te pareces más a un lobo… pero yo tengo encanto, brillo, chispa, flow y soy el más amoroso del mundo mundial
Y mientras él se monta su novela turca, yo solo pienso:
"Si sigues así, la humana se va a cabrear contigo, va a pensar que le estás haciendo la ley del hielo y ¿sabes qué? ¡A mí también me va a caer la bronca!"
Y yo no estoy para castigos ni sermones. Yo estoy para correr, comer y posar para las stories.
Así que, querido Gavi:
Déjate de monsergas.
Ponte un antifaz si quieres, pero de supervillano nada.
¡Aquí vinimos a ser felices, a pedir chuches y a jugar con la pelota, no a llorar por las esquinas como un golden en una telenovela!
He dicho
Electro Pedri
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