A veces siento que me hago invisible y que podría llegar a desaparecer, estoy tan alejada de mi esencia, tan lejos de mí misma y de lo que quiero, que no sería tan absurdo que mi pensamiento me acabe llevando a otro lugar.
Imagino como la línea de mi mandíbula empieza a desdibujarse... y día a día, me borro.
Mi cuerpo empieza a materializarse en ese otro lugar, donde mis pensamientos campan a sus anchas, libres y felices. Ahí es donde volamos, donde sonreímos, donde jugamos, donde vivimos... pero me arrancan de allí constantemente y vuelvo a empezar una y otra vez.
Ser invisible como sentirse gris, lo contario a tener luz.
Castigos de vacío e indiferencia...
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No dejes escapar esa luz nunca, linda.
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