¿Dónde vamos a estar mejor?




Los árboles siempre me han dado paz ¿sabes María? Nos dan sombra, oxígeno, alimento, cobijo y una calma infinita. ¿Dónde podemos estar mejor que aquí, ahora mismo tú y yo?

¿Sabes María, yo pasé gran parte de mi vida dedicado a la madera? Era triste talar esos árboles majestuosos, con cada hachazo creaba un vínculo entre él y yo, sabía exactamente cuando y hacía dónde iba a caer, después como muestra de respeto, contaba los anillos de su tronco y pensaba en su edad y todo lo que habría visto.

Y pensarás, “Manolo ¿cómo puedes decir que te gustan los árboles si los matabas? Lo se María, no podría explicártelo, pero amo los árboles y no se me ocurre mejor lugar que este, a la sombre de uno, contigo.


Mi abuelo era leñador, yo no entendía porque tenía que cortar árboles, para vivir y a veces me enfadaba. Y a su vez, él amaba el bosque, la naturaleza y los árboles, sabía el nombre de todos y siempre tenía algún cuento, que improvisaba en el momento para amenizar cualquier paseo por la montaña. Me enseño a contar los anillos de los árboles ya talados, cosa que de niña se convirtió en mi obsesión.

A mi me encantan los árboles, tengo mi carrete lleno de ellos, me dan tanta paz…

Cuando ayer vi a esta pareja sentada a la sombra de ese árbol, frente al lago de la Casa de Campo, pensé “no me imagino un sito mejor”.


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