Y es que somos tan frágiles, últimamente nuestro mundo se derrumba por cosas que ni imaginábamos que podían pasar fuera de las novelas.
Todos hemos leído o visto la típica historia de ciencia ficción
de una guerra bacteriológica o una en la que nuestro aire se vuelve irrespirable
(madre mía, vamos a tocar madera).
Con esta gran nevada que ha colapsado Madrid, hemos vuelto a quedarnos
sin comida, sin servicios esenciales, con los hospitales saturados… Y el mero hecho
se salir de casa para trabajar, se ha convertido en una gran odisea.
Si hay algo que ya sabía, pero que a veces se me olvida, es
que no podemos hacer planes, que hoy estamos aquí y puede que mañana no, que la
vida tiene sus planes para nosotros.
Vivir el hoy.
Me quedo con la felicidad de este momento, la nieve blanca,
la ventisca, la gente a lo lejos dejando su huella y yo dejando la mía, con mi
cámara, siempre ella y yo.
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