La primera vez que oí hablar de Rascafría fue en un pasaje de Loba Negra de Juan Gómez-Jurando, en su momento lo leí como si el paraje estuviese en China, algo muy lejano a mí y eso que ya estaba viviendo en Madrid.
Rascafría esta situado en el valle del Lozoya, en la zona noroeste de la Comunidad de Madrid y se encuentra a una altura de 1200 metros sobre el nivel del mar, además de en pleno parque Nacional de Guadarrama.
Habíamos estado leyendo sobre el Puente del Perdón, situado frente al Monasterio de El Paular, y la visita se había convertido en obligada.
Según se cuenta a mediados del siglo XIV se juzgaba a ladrones y criminales antes de llegar al puente, por lo que cruzarlo significaba continuar el camino hacia la muerte y quedarse del otro lado, la salvación deseada.
Cuando sabes un poco de la historia de los sitios que visitas, se convierten en lugares mágicos.
Otro sitio que nos fascino fue el bosque Finlandés, un paraje de ensueño, ideal para hacer fotos y que tengo que explorar con más calma y en distintas estaciones.
La pena es que como todo en Madrid está masificado... se hizo casi imposible soltar a Thor para correr.
Después de disfrutar de los colores del otoño en esta plenitud, me voy a atrever a decir que este paisaje tenía poco que envidiar al de Asturias (no me lo tengáis en cuenta).
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