Cuando pronuncio tu
nombre
tengo certeza
absoluta,
de estar llegando
hasta el fondo
de tu secreto.
Es un milagro
continuo
que se revela tibio
agradecido y feliz.
¡Tu nombre es mío!
Y el tuyo es
corresponder
sintiendo el mismo
milagro
cuando pronuncias el
mío.
María Teresa García Arribas
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