Esa extraña sensación de ser feliz.
A veces estoy metida en una vorágine de pensamientos, de estrés, me van pasando los días despacio... Y un día cualquiera que parecía que no iba a tener nada especial, se convierte en un día plenamente feliz, de esos en lo que no paras de reír y cuando te subes al coche de vuelta a casa estas agotada y piensas "Dios que feliz fui hoy".
Hacía semanas que no me sentía tan bien, como me sentí hace unos días haciendo fotos en la playa con Thor y Orión.
Cámara, perros y mar... mi combinación perfecta.
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