Madre.







Hay en tu ojos, madre

puro temblor de pájaro asustado

de inocencia feliz aprisionada,

entre nuestro egoísmo descarnado.

Y me gusta esconderme en tu regazo

y contemplar la vida allí sentada

huyendo de las cárceles del mundo.

Y si no estás yo me siento vacía

llenándome tan solo de poesía

que de ti a mí emana dulcemente

y me quedo huérfana de amor

madre, sobre la Tierra.

Tú calientas mi pobre manta de poeta

que camina con sueños y quimeras

que un día pasaron por tu vida

y que yo llevo a cuestas.

Tu eres el ensueño y fantasía

porque en el fondo de tu alma, madre

en el fondo eres ventana abierta

que esconde solamente

la niña asustada y quebradiza

asustada por la furia de la vida

y que un día

renunció a su existencia por la nuestra.

No te vayas, madre, no te vayas nunca

que si tu te vas (no te merecemos aquí,

tu merecías brillar como una estrella

allí donde habitan las musas), quedamos

todos huérfanos de madre

quedamos en fin, huérfanos de infancia

de paraíso que contigo tenemos

y que no hemos perdido.

infancia que a tu lado

resurge radiante, humilde y pura.



Mº Teresa G. Arribas ∞




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