Me ha dado por pensar estos días, como y cuando empece a ser una apasionada de la fotografía... y rebobinando me he dado cuenta de que viene de muy atrás, tanto que no recuerdo cuando.
De pequeña me pasaba los días viendo las pocas fotos que tenía de mi madre, intentando descifrar cada sonrisa, cada mirada... los pocos recuerdos que tenía de ella desaparecían, e iba haciendo míos recuerdos que otros tenían de ella, y no me gustaba.
Las fotos eran para mi un salvavidas que me aferraban a mi pasado y quería más, más momentos congelados para siempre, más instantes felices detenidos, sentir con una foto lo que te querían o lo bien que lo pasabas en determinados momentos.
Con 10 años mi madrina me regalo mi primera cámara, no recuerdo ni que marca era, pero fue el mejor regalo que recuerdo que nadie me hiciera nunca. Me advirtieron que tuviera cuidado con las fotos que sacaba y que no disparase a lo loco, ya que por aquella época en el año 1990, revelar no era barato y en mi casa no había mucho dinero. Menuda regañina me cayó cuando llevaron a revelar el primer carrete, y mi abuela vio que eran todo tejados....
Yo me puse muy triste y me sentí totalmente incomprendida, no entendían que yo necesitaba todos los recuerdos, quería tenerlos todos. Quería saber cuando pasaran los años lo que veía por la ventana mientras desayunaba, que casas había, como eran las calles, incluso la ropa que tendíamos en el tendal cada día me parecía un recuerdo valiosísimo.
Y a partir de entonces siempre con la cámara a cuestas, era una autentica pesadilla y eso que ahora me arrepiento de no tener mas fotos ...
En cuanto tenía oportunidad llevaba la cámara al cole, atención a la cara de martirio de mis amigas jeje
Incluso en alguna ocasión tuve la osadía de disparar en alguna clase...
Y cada año la cosa fue a más y a más... y empecé a no querer solo guardar el momento, si no a querer que además ese momento fuera visualmente agradable.
En el año 2004 que nació mi hija Eva, la cosa se desbordo, porque ya no solo tenía que guardar recuerdos para mí, si no construir unos nuevos y maravillosos para ella. Y entonces volví a redescrubrirlo todo, me regalaron mi primera reflex.... y aquí estamos... :)
De pequeña me pasaba los días viendo las pocas fotos que tenía de mi madre, intentando descifrar cada sonrisa, cada mirada... los pocos recuerdos que tenía de ella desaparecían, e iba haciendo míos recuerdos que otros tenían de ella, y no me gustaba.
Las fotos eran para mi un salvavidas que me aferraban a mi pasado y quería más, más momentos congelados para siempre, más instantes felices detenidos, sentir con una foto lo que te querían o lo bien que lo pasabas en determinados momentos.
Con 10 años mi madrina me regalo mi primera cámara, no recuerdo ni que marca era, pero fue el mejor regalo que recuerdo que nadie me hiciera nunca. Me advirtieron que tuviera cuidado con las fotos que sacaba y que no disparase a lo loco, ya que por aquella época en el año 1990, revelar no era barato y en mi casa no había mucho dinero. Menuda regañina me cayó cuando llevaron a revelar el primer carrete, y mi abuela vio que eran todo tejados....
Yo me puse muy triste y me sentí totalmente incomprendida, no entendían que yo necesitaba todos los recuerdos, quería tenerlos todos. Quería saber cuando pasaran los años lo que veía por la ventana mientras desayunaba, que casas había, como eran las calles, incluso la ropa que tendíamos en el tendal cada día me parecía un recuerdo valiosísimo.
Y a partir de entonces siempre con la cámara a cuestas, era una autentica pesadilla y eso que ahora me arrepiento de no tener mas fotos ...
En cuanto tenía oportunidad llevaba la cámara al cole, atención a la cara de martirio de mis amigas jeje
Incluso en alguna ocasión tuve la osadía de disparar en alguna clase...
Y cada año la cosa fue a más y a más... y empecé a no querer solo guardar el momento, si no a querer que además ese momento fuera visualmente agradable.