Nuevo proyecto.

 Mucho trabajo, mucha constancia, más esfuerzo, mas que contar y sobre todo mantener siempre la cabeza ocupada. Tengo facebook, tweeter, 500px, flickr,  pero supongo que todo se me queda corto, para profundizar un poco mas en la fotografía, en MÍ fotografía.

Me gustaría ir enseñando y contando un poco lo que me gusta, lo que voy aprendiendo y como.  También mostrar mis fuentes de inspiración, eso me gusta casi tanto como hacer fotos, mirar las fotos de los demás, pensar como la hicieron, porque la editaron así... Es increíble.

 Es bonito ver con el paso del tiempo, lo que pensabas, lo que te interesaba, sobre todo para una persona como yo, tan variable...

"Entre dos luces", ¿por qué "Entre dos luces"? Porque es un cuento que escribió mi madre y con él por fin la entendí. ¿Quién no se encuentra a veces Entre dos luces?. Por eso la primera entrada se la dedico a ella, con la publicación de su cuento, pero no os preocupéis que me voy a poner lo menos ñoña posible.

ENTRE DOS LUCES

Saliendo de la nada hemos alcanzado las mas altas cotas de la miseria. (Groucho Marx)

La ciudad de edificios iguales, especie de mal organizado hormiguero, repulsiva e inerme, terriblemente parecida a cualquier otra, se despereza al nuevo día, primero con ruidos tenues y distanciados para explotar finalmente en una algarabía desordenada y constante de sonidos. Siento entonces que mis exhaustos pulmones y mis músculos tensos por la fatiga de tantas horas de nicotina e insomnio me piden una tregua,  esa mezcla de suelo y fiebre que constituyen la ración diaria de descanso.
 Una neblina espesa y pegajosa, de un color amarillo sucio, fruto de los innumerables vapores condensados atosiga la atmósfera; el sol traspasa apenas la tupida capa nauseabunda que es el tributo que el hombre rinde en aras de lo que él llama progreso y no es más que un gigantesco retroceso en el verdadero camino de la Humanidad.

-Construimos al revés, ¿ no te das cuenta ?

Siempre tu frase y tus ojos quietos como perdidos en la inmensidad y tus cabellos de Medusa y tu música y mis alas y toda tú, como una segunda envoltura, como otra atmósfera dentro de la atmósfera, como una presencia rotunda, afirmando, paradojicamente tu definitiva ausencia.

Y los días, y las semanas, y los meses, sucediéndose con una cotidianidad gris, plomiza, pesada como el lastre siniestro de un ahogado.

Y sin embargo es un hecho normal entre las gentes, entre toda la gente de-uno-y-otro-lado, las gentes de la camisa de la decencia, las gentes de la capa ancha del pecado, las gentes de la luz del día, las gentes turbias de la noche.

Sí, la monotonía es un hecho normal, con esa normalidad torpe y estúpida que tú calificarías de alineación.

Y que la gente nazca y muera y que el techo que hay entre lo uno y lo otro -la existencia es un momento fugaz, querube, pero sobre todo es aventura- que debiera ser la vida, se suceda sin mayores sobresaltos, sin nada que no esté previsto, es la tónica vigente, el método que se sigue en la magna tarea de matar poco a poco el ideal, el espíritu, el alma.

Pero esta ciudad nauseabunda que se parece terriblemente a cualquier otra, sabe como yo sé que desde hace tiempo, que me tiene atado de por vida. Ella sabe que cada muro, cada ladrillo, cada trozo de cal, cada pedazo de tierra, están impregnadas de ti. Y que cada día, cada noche tienen el mismo significado que antaño; la ciudad y yo ya no somos solamente un solar inhóspito y desierto, deshabitado y quieto.

Ese ha sido tu más bello legado, querube. Que todo es hermoso en sí mismo, aun envuelto en cenagosos abismos. Que el mal, que el fango está en nuestros ojos, que basta tener la mirada limpia para ver Belleza en cualquier sitio.

Y que en todas partes hay noche y día. Y niños que juegan con los ojos vestidos de inocencia. Y muchachas en flor que todavía no saben por qué lloran. Y sol y aire que imparten diariamente el sentido más sublime de la justicia. Y gente homogénea y gris. Y marginados en los que miramos nuestra realidad más oculta.

Y hoy aquí, en la ciudad, vendrá de nuevo la noche negra, llena como la marea inmensa de la vida, que se lo traga todo, como te engullo a ti, querube, quedándose luego quieta, mansa...

Y seguiré buscando tu risa traslúcida y tu rostro de repente grave y serio y pondré mis manos sobre tu vientre pleno como la luna llena; y me dirás de nuevo:

-Construimos al revés ¿no lo entiendes?-

Y lo entenderé otra vez, como si una cosa pudiera entenderse muchas veces, como una verdad de múltiples caras.

Y veré entonces la gente ansiosa y avarienta, edificando torres de Babel, a ver quién consigue llegar más alto, y veré al gran ejecutivo luchando entre el infarto y la nueva meta, y a los cronistas inventándose nuevos monstruos para una sociedad que ha perdido su capacidad de asombro, y las inmensas colmenas humanas donde se trabaja para sobrevivir en una lucha inútil contra las máquinas, y veré también a cuatro locos que se disputan el privilegio de destruir el mundo.

Y entretanto el ideal, el espíritu, el alma ahogados en en montón de "eslogan" , presos de unos arquetipos de los que es peligroso evadirse, como en una gran cárcel de rejas vivas, sumidos en la miseria mientras que el confort crece y crece.

Veré de nuevo un mundo muerto a la Vida. Un mundo en el que ya sólo quedan dos acontecimientos impertérritos, nítidos, vitales: nacimiento y muerte. Aunque se intente adornarlos con oropeles decadentes.

Quizás los alienistas de futuro consigan superar la muerte; tal vez también consideren que la animalidad del nacimiento es antiestética y la tierra se llene entonces de robots-probeta. No sé. Mejor dicho: prefiero no saberlo.

Sí, vendrá de nuevo hoy la noche en la ciudad y tú vendrás, querube. Yo saldré a buscarte. Y sus profesionales abrirán de nuevo la ancha capa del pecado para exhibirse una vez más en el espectáculo en el que representan la otra cara de nuestra realidad, la otra cara del día, para que cada amanecer se pueda vestir la camisa de la decencia y decir;"Gracias, Señor, porque no soy como ellos" , sin sospechar que todos llevamos un truhán, un pecador criminal amordazado.

Y en medio, a caballo entre la ciudad que se apaga y la que se enciende, tu frase, querube, sesgando la madrugada que llega, rasgando la noche:

-La libertad, el amor, la verdad no pertenecen ni al día ni a la noche. Están entre dos luces. No se piden ni se dan, sencillamente se tiene y son las que realmente nos alumbran.

Nosotros dos; ¿sabes? me duele el "nosotros", ahora, en este momento, como una herida, como una llaga cerrada en falso que se abriera de pronto. Hay ausencias que se toleran, como se tolera la falta de lo que nunca se ha tenido y hay ausencias que duelen, como duele perder algo nuestro; y también, querube, hay ausencias que en rigor son una amputación, un arrancarte algo tuyo de cuajo, a carne abierta. Nosotros dos, querube, éramos dos líneas, recuerdo ahora tu frase y tus ojos inmóviles y quietos, como perdidos y tus cabellos de Medusa:

-Quizá sea el destino del hombre caminar solo, como dos lineas que solamente un instante se cruzan y después van por caminos distintos hasta el infinito, la existencia es un momento fugaz, la existencia es un despiste del Ser... Pero sobre todo la existencia es aventura...

 Y después del café solo, el bar, la esquina, el acero, la muerte, tu risa clara y translúcida era una mueca inmóvil con tus ojos quietos...

Construimos al revés...

Y yo también lo intenté entonces, querube, pasar a ser de-un-solo-lado. Dejar de navegar entre dos realidades. Te lo juro, querube, lo intenté. Y escogí el día. Y mi realidad fue también de un gris homogéneo y continuo, y vestí cada mañana la camisa de la decencia. Y huí de la noche negra, llena como la marea inmensa y negra de la vida, de la noche que una vez se te llevó.

Pero allí no había más verdad que la verdad desnuda de las cosas. De repente todo fueron nombres con que se designaban conceptos, conceptos con los que se designaban las cosas. Pero que en realidad no significaban nada.

 Y un día comprendí que aquello era como caminar sobre una arista, que me faltaba algo para sostener el equilibrio.

Y me dí cuenta de que estaba siendo ingrato contigo, querube, que me estaba ahogando y ahogando tu recuerdo en el gris homogéneo y continuo. Y que yo también tenía un espejo en la noche, un reflejo en las gentes de la capa ancha del pecado. Que en cierto modo yo también te había asesinado.

Ahora vuelvo a estar a caballo entre la noche y el día, solo como Icaro desprovisto de sus alas.

 Y todas las noches vuelvo al café solo, al bar, a la esquina, a la muerte que salió de la noche negra, llena, qué importa ahora de mano de quién, a tu risa clara y translúcida que era una mueca inmóvil como tus ojos quietos, y el neón da a mis manos un reflejo rojizo como si de repente estuvieran teñidas de sangre.

Y entonces me digo, te digo:

-Construimos al revés....

Mº Teresa G. Arribas ∞

Faro de Illa Pancha, en Ribadeo (Galicia)

La Isla Pancha (Illa Pancha) es una isla situada en la provincia de Lugo, en la costa del municipio del Ribadeo. Mide 1,1 hectáreas y es de orografía muy escarpada. El faro data del 1857. Esta muy próximo a la playa de las Catedrales.


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