¿Y tú, del cuello cómo vas?

💥 ¿Y tú, del cuello cómo vas?

Hace 9 años me operaron de las cervicales. Una artrodesis con fijación. Dicho así suena técnico, casi elegante. La realidad fue bastante menos glamurosa: dolor, vértigos, cefaleas, días sin poder vestirme sola.

Llevaba toda la vida trabajando de pie, cargando peso. ¿Opciones tras la operación?
💬 Incapacidad, me dijeron.
💸 660€ al mes. De por vida.
🧠 Con 36 años.
💔 Sentí que se me venía todo encima.

No me daban la baja. No podían demostrar que “en mi trabajo cogiera peso”. Pero yo apenas me podía mover. No me podía peinar. No me podía sostener.
Y si me muero... pues tampoco me parece tan mala opción.

Spoiler: no me morí. Me reinventé.

Me despidieron. Cambié de ciudad. Tarjeta de discapacidad. Sin trabajo, sin movilidad, sin ingresos...
Y sin saber hacer “nada”.
Pero algo tenía claro: tenía que salir de ahí.

Curré. Cambié de curro. Luego otro. Y otro. Aprendí. Caí. Me levanté. A veces más rota que entera.
Dolor constante. Médicos, pastillas de todos los colores, pruebas.
Diagnóstico sospechoso: esclerosis múltiple.
Al final, negativo. Pero yo ya había dicho: hasta aquí.

💥 Dejé la medicación.
💥 Entré en el gimnasio.
💥 Volví a caminar.
💥 Volví a vivir.

Me superé. Y luego me volví a superar. Una, y otra, y otra vez.

Recuerdo el día que me llegó la sentencia del juicio contra la Seguridad Social. Lloré como nunca.
Ese NO fue lo mejor que me pudo pasar.
Como también lo fue que me despidieran de esa empresa en la que trabajé desde los 18 años.

¿Por qué cuento esto?
Porque cuando estás dentro del túnel, todo parece drama.
Pero a veces la vida te empuja justo donde tienes que estar.
No me centro ya en el dolor. Me centro en la vida.
En las ganas. En la ilusión. En la superación.

Y si esto le sirve a alguien que hoy está en su propio túnel…
Que sepa que sí, se sale.
Que sí, se puede.
Y que a veces romperte es solo el principio de algo mucho mejor.




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