Crónica de un cachorro asturianamente mareado – por Super Gavi
Hola, humanos del mundo. Soy yo, Super Gavi, reportando desde lo que alguien (mi humana) ha llamado "vacaciones en el paraíso". Spoiler: no lo es.
Primero: Asturias. Muy verdes, muy montañas, muy postal... Pero ¡qué de curvas, primo! Mi estómago hizo más giros que un perro persiguiendo su propia cola. Y para colmo, Electro Pedri vomitó encima de mi mantita. Esto ya arrancó como drama.
Llegamos a la playa. "¡Qué bien!", decían. “¡A correr y jugar!”, decían. Pues NO.
Resumen de la experiencia playa:
Arena por todas partes: orejas, nariz, entre las pezuñas.
Aire con arena en los ojos = visión nublada + cara de cabreo.
Agua que sabe a demonios marinos.
Pelotas arenosas que dan asco deluxe.
Perros locales con cara de “no me hables, forastero”.
Y lo mejor… cepillado y secado obligatorio antes de subir al coche.
Encima la humana sigue en modo Terminator desde lo del sofá. No hay premios, no hay mimos, NO HAY SONRISA. Solo hay silencio y toallitas húmedas.
Nosotros solo queríamos jugar...
Conclusión:
Asturias es bonita pero no para perrearla.
¿Y sabéis lo peor? Todavía no sabemos como vamos a volver hoy a Madrid, porque el coche sigue muerto.
PD: si alguien tiene un sofá de sobra...y un coche... ya sabéis dónde estamos.
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